Sobre "Un cuento de terror"

Maravillado estoy (dentro de unos límites) porque al fin, tras largos años de omisión sobre el tema, Juan Jose Millás, con esa prosa poética, con su acertado tratamiento lírico e irónico, ha publicado “Un cuento de terror” en esa preciada publicación (adulación necesaria para llamar la atención) semanal de “EL PAIS” del pasado día 9.
Título lamentablemente elegido (salvo si lo ha sido por autentico sarcasmo) porque no es ficción, es una realidad que, si en este momento aparece en Madrid, ya está extendida como la peor de las infecciones en la Comunidad Valenciana (y poco se ha comentado sobre ello).
En esta Comunidad del 10%, sus administradores públicos han estado “gestionando” la sanidad, la educación y los servicios de la forma mas adecuada a sus intereses, favoreciendo con el dinero público a los amiguetes de turno.
Durante mas de una década se ha estado desmantelando la sanidad pública valenciana, minando sus bases, y promoviendo una sanidad privada carente de recursos y cuyo objetivo de gestión no es la salud, sino el beneficio empresarial. Beneficio que acabamos pagando todos porque tras ese largo período la Administración Pública Valenciana ha reconocido su incapacidad para el control, no sólo sanitario sino económico de esas clínicas privadas (cuyo número y nombres ya no domina).
Aturdir a los sufridos lectores con situaciones concretas puede convertirse en un escrito de dimensiones bíblicas.
Pero dejen al menos que cite un par de ellas a modo de ligero apunte, que sirva a los incrédulos, para corroborar lo expuesto.
Un ”enfermito”, como diría un actor de televisión, tras pasar por sucesivas pruebas en un hospital público (no digo nombre para no ofender pero si que lo anuncio como el mas emblemático de la ciudad del Túria), acaba precisando una prueba, definitiva para la evaluación de su enfermedad, en: “una clínica privada”, porque en ningún hospital público tienen el equipamiento para realizarla.
El enfermo no debe quejarse porque el coste no saldrá de su bolsillo, saldrá (corregido y aumentado del de todos nosotros).
En el mismo hospital un sencillo aparato para rehabilitación (digo uno porque ese es el número real con el que cuentan) lleva años sin repararse por falta de presupuesto, derivándose a los (doblemente) pacientes necesitados de él a otro tipo de tratamiento, sin considerar ni su adecuación ni su eficacia sanitaria.
En fin, gracias a J. J. Millás por obligarme a movilizar mis neuronas aunque haya sido a costa de mi sosiego y gracias a quienes, conscientes de la situación, ponen su granito para que poco a poco vaya mejorando en favor de todos: enfermos, estudiantes, personas.....

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