A vueltas con el desempleo

La situación económica actual está llevando al cierre a multitud de empresas que en sus buenos momentos, lejos de invertir en futuro, dilapidaron lo habido y por haber. El motivo era fácil de entender: el mercado financiero permitía la acumulación de deudas a largo plazo que no suponían “riesgo” para el funcionamiento de la empresa.
La situación ha cambiado, las entidades financieras van cerrando el “grifo” y requiriendo los pagos. La morosidad derivada del descenso de ingresos de estos empresarios se ha incrementado considerablemente y el resultado: echar la persiana para no seguir perdiendo dinero.
Los análisis profundos de la presente situación económica no son fáciles. No obstante hay un elemento claro en los procesos financieros y productivos que en buena medida ha provocado el desenlace: los intermediarios, financieros o de otro tipo. Que gracias a una economía de “mercado” han conseguido elevar sus beneficios a unos niveles “mas que razonables” como diría algún economista.
Nadie debe olvidar que estamos en un país donde los “ladrones” ya no están solo en Sierra Morena.
Esos intermediarios han acabado con los bolsillos llenos y no se esconden. Van a todas partes dando muestra de su superioridad económica en sus coches caros y con su aspecto de “grandes hombres de negocios”.
El principio general de la economía es añadir valor a los bienes a través del esfuerzo del trabajador para generar riqueza derivada de ese trabajo. Cuando no hay proporción entre el “valor añadido” y los costes de ese proceso, la consecuencia es un desequilibrio con un nombre claro: especulación.
Hay países donde hay intervencionismo en la limitación del margen de beneficio. Posiblemente vaya contra la libertad de empresa pero seguro que también acaba con buena parte de la especulación.
A estas alturas del siglo XXI, con lo que hemos debido de aprender desde la revolución industrial, yo me pregunto:¿como es posible que tras cada desastre provocado por los eruditos maquiavélicos, económicos y políticos, el que acabe sufriendo las consecuencias sea siempre el mismo?: el trabajador.
Si el progreso dio al traste con las clases sociales (yo no me lo creo) se han creado dos nuevas clases dentro de la sociedad: los que en provecho propio engañan y especulan a costa de los otros, que sólo disponen de sus manos y cuerpo para trabajar cuando les dejan y que constituyen esa segunda clase.
Para terminar, sin conclusiones (en estos temas nunca son buenas, ni procedentes) una pregunta: ¿al menos quedará dinero suficiente para que los que sufren las consecuencias y acaban en la calle puedan llegar dignamente a fin de mes, aunque un poco mas delgados y desequilibrados, hasta que esta locura social de la que son victimas se acabe? Espero que la respuesta sea si.

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