¿Una lección de economía?



Como tantas otras veces, en las ultimas semanas, se ha utilizado con cierta ligereza la idea del modelo productivo.
Se asevera que la “salida de la crisis” está condicionada al cambio del modelo productivo.
Hasta aquí, bien.
Ahora, cuando el cambio propuesto se dirige hacia la modificación de los elementos producidos, cuando se plantea que se ha de cambiar “el ladrillo” de las viviendas por “el metal” de los coches, cuando se llega a juzgar con severidad la capacidad de producir elementos de calidad en nuestro país, se está malinterpretando el concepto.
Un modelo productivo es el que consigue que una estrategia de ganancia se pueda llevar a cabo, se materialice en ese objetivo: ganar.
La diferencia entre los modelos productivos no son, pues, los materiales sobre los que se actúa, sino como se actúa sobre esos elementos para conseguir el beneficio.
Algunas de las grandes palabras que se muestran en cualquier tratado de economía son: diversificación, flexibilización, disminución de costes, calidad, aumento de producción, innovación y creatividad.
Con esta pequeña introducción, creo que es fácil entender que las grandes palabras apuntadas son las que condicionan la estrategia productiva, y por ende el modelo de producción del que tanto se quiere hablar.
Pretender que los trabajadores de la construcción se dediquen a construir coches no es cambiar el modelo productivo, ni siquiera se acercaría a una estrategia de diversificación.
Pretender que “papa estado” acarree con las consecuencias de los errores empresariales es romper la estructura social.
La incertidumbre de una actuación empresarial es parte del “juego” económico. Si las ganancias son buenas, el empresario gana. Si no lo son, han de formar parte de las previsiones que el empresario debió tomar y ser él quien asuma la perdida y quien adopte las modificaciones que le lleven de nuevo a un período de ganancias.
Por no extender este pequeño apunte, cuyo objetivo es la reflexión sobre la ligereza en el uso de las palabras, concluir que los modelos productivos alternativos que pueden dar buen resultado económico son bien conocidos. Solo hace falta no equivocarse una vez mas en la elección de las estrategias empresariales y llevar a cabo un cambio del modelo productivo bien entendido, que considere con todo su calado la incertidumbre y que se aleje del proteccionismo del estado que a lo único que nos acerca es al desequilibrio social y a la pobreza en todas sus facetas.

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