La potenciación

¡Que poco dura un momento! ¡Que poco dura una vida! Y como nos empecinamos muchos en malgastar los minutos, las horas. Y aún peor como nos empecinamos algunos en destrozar las vidas de los demás por el mero hecho de hacerlo.
De vuelta a la realidad, a esa realidad que no nos abandona, que nos cubre de apatía, de rutina insulsa.
El lento regresar a esa realidad se va produciendo.
Se van repitiendo las situaciones pasadas, superadas y hoy de nuevo pendientes para demostrar valías y méritos inexistentes.
Apenas un suceso para caer una vez mas al suelo.
A lo largo de mi vida laboral he ido reencontrandome con situaciones ya vividas. Hoy he vuelto a revivir una de ellas que tenía casi olvidada.
Potenciar la impresión de capacidad de un trabajador no es tarea fácil para algunos. En cambio otros, sin necesidad de hacerlo, lo llevan a cabo para mérito propio. Esa es la situación que hace historia.
Y esta es la historia. Empieza cuando tras un proceso selectivo “claro y limpio” un empleado ha conseguido “su” plaza, porque “ha demostrado” su capacidad mas allá de “toda duda razonable”.
Lo que no ha demostrado, pero “demostrará” es su capacidad no sólo para desempeñar las funciones de “su” plaza tan “merecidamente” conseguida, sino para cualquier otro menester que con sabiduría le sea “sugerido” por quien se siente pleno poseedor de la “verdad”.
La sugerencia no es sino aquello a lo que muchos trabajadores previamente, han tenido que enfrentarse y han resuelto con capacidad.
Para el “nuevo” empleado, la sugerencia es algo sorprendente, elevado y maravilloso. Algo desconocido que confía dominar y que, lejos de la realidad, considera de “vital” importancia y trascendencia.
Se ha resuelto la potenciación. No se ha resuelto el hecho de que otros que hacían esa función se encuentren realizando otras aún menos importantes. No se ha resuelto la necesidad real. Porque lo que ha importado en todo el proceso no ha sido otra cosa que potenciar al “nuevo empleado”, para ganar, de ese modo, puntos frente a quien le recomendó participar en las “objetivas pruebas de selección”.
Casando el proceso con los comentarios del principio, queda claro que esa actuación es una perdida de tiempo. Queda claro que la afectación de otros trabajadores a nadie le importa.
Y van pasando los momentos, y va pasando la vida.... en esta casa de locos.

No hay comentarios: