Vanidad, orgullo....


Siempre he tenido verdaderos problemas acerca del significado de algunas palabras. Esto que para cualquiera puede ser insignificante, para mí, casi obsesionado por la comunicación eficaz, supone un problema a resolver. Y creo que ha llegado el momento de aprender.
Empezaré por la última “acusación” formulada hacia mi persona: vanidad.
Rebuscando en etimologías y definiciones, he flipado (palabra de nuestro diccionario) con los resultados.
La wikipedia apunta: “La vanidad es la excesiva confianza y creencia de la propia capacidad y atracción muy por encima de otras personas y cosas”. Bonita “definición” pero falta de objetividad pues ¿a partir de que nivel se debe considerar excesivo? y ¿como conocer los niveles de atracción de quienes nos rodean?.
Menos mal que el loco de Nietzsche acude en mi socorro cuando escribió lo siguiente al respecto: "La vanidad es la ciega propensión a considerarse como individuo no siéndolo..."
Si a lo largo de las parrafadas vertidas en este blog, quedase atisbo de pretensión en el sentido que el alemán citado expresó, agacharé la cabeza y con humildad rasgaré mi capa y modificaré mi comportamiento (difícil tarea).
Aunque no sirva, por subjetiva, mi opinión, creo no haber caído en ese defecto y sin embargo lo veo continuamente a mi alrededor (en esa casa de locos y fuera de ella). Hoy pululan por la casa (y por las calles), en múltiples de sus rincones, sujetos que muestran su vanidad hasta la saciedad, cuando sus actos y obras les delatan continuamente.
Conocerse a uno mismo es el camino que algunos hemos emprendido hace mucho tiempo, sabiendo nuestras limitaciones confiando con mesura en nuestras capacidades.
La vanidad esconde en esos personajes su propia y limitada capacidad, y su comportamiento deriva de calzar una coraza de oro fino que tarde o temprano acabará quebrándose y mostrando la podredumbre de su interioridad.
Orgullo, casi sinónimo de vanidad, es una palabra compleja en sus diversos significados. Es el primero de los siete pecados capitales que Santo Tomás de Aquino relacionó (sirva para los “creyentes”). Y en esa apreciación negativa del concepto, se llega a definir como la sobrevaloración de uno mismo frente a los demás.
La variedad de los significados de esta palabra llega a la paradoja.
Paradójico es que signifique en ocasiones tener un nivel de autoestima adecuada y paradójico es que cuando se utiliza en relación a otras personas o cosas signifique algo positivo, y se considere como algo que cubre nuestras expectativas, valioso para nosotros.
Considero que hasta ahora, en mi ámbito de expresión, entendía el orgullo en su significado negativo, como algo a condenar y condenable en muchos casos por llegar a la sobrevaloración absoluta.
Cuando alguien me pregunta ¿que tal? siempre contesto preguntando si se trata de una pregunta retórica, pretendiendo indagar si su contenido alcanza la realidad o se limita al uso pomposo del lenguaje. ¿Motivo? pues que tratándose de una pregunta retórica no merece una contestación real y acabo diciendo “bien”, aunque sea mentira.
¿Porque introducir esta cuestión?: Pues porque si esa pregunta se realiza a alguien y la respuesta es “yo muy bien como siempre” posiblemente nos encontremos con alguien afectado de orgullo, que “por orgullo” esconde su situación real y en lugar de recurrir a otra retorica contestación al uso “bien ¿y tú?", se explaya en su propio ego y su superioridad para mostrarnos lo que realmente es: un orgulloso.

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