Los privilegiados de RTVV



Mas de uno se regodea al afirmar que en RTVV se encuentran todos los empleados (cuando no son todos) cobrando y sin trabajar.
Esta es una situación que nadie puede entender. Y al decir nadie me refiero a los que la sufren y a los que la contemplan.
La administración del señor Fabra, a la que ahora parece que sí pertenece RTVV (cuando hace apenas unos meses se desligaban de las implicaciones judiciales del ERE absurdo, planificado y ejecutado por su Partido), ha decidido “conceder magnánimamente" permisos retribuidos a todos esos trabajadores a los que impide su acceso al puesto de trabajo.
Pues bien, señor (que no honorable) Fabra, pareciere que entre los múltiples asesores de que usted dispone a costa de nuestros impuestos y nuestros derechos como valencianos no tiene ninguno que sea mínimamente capaz de aplicar las leyes laborales.
Posiblemente porque estas no tienen carácter autonómico y sean difíciles de integrar en su jerga legal de intereses corruptos y por ende de aplicar en este, su feudo.
Señor Fabra, los permisos retribuidos según la legislación laboral tienen siempre, y digo bien, siempre, un carácter causal. Ha de haber un hecho que los justifique y ese hecho la ley lo pone en las situaciones particulares de los trabajadores, no del empresario.
Si como usted ha argumentado la causa es la falta de trabajo, como consecuencia de una decisión empresarial, esa situación recibe otro nombre: suspensión temporal de empleo y sueldo. Y otras consecuencias: no ser un lastre para que no pueda usted justificar el cierre de RTVV.
Usted no está cumpliendo la sentencia que el Tribunal Superior de Justicia impuso a RTVV. Ha situado a sus trabajadores en una situación de ilegalidad que ademas supone un coste innecesario para el conjunto de valencianos (palabras, estas últimas, suyas).
Ante esta situación lo único que está preparando es la declaración de ilegalidad de todo el proceso que usted ha iniciado. Veremos a ver que le aconsejan sus asesores en ese momento.

Sirva de advertencia, que no de amenaza, el hecho de que han de cumplirse todas las leyes, no sólo las que usted dicta para bien de sus allegados de partido y amigos, sino las que en otros ámbitos han venido conformando  este Estado de Derecho que usted pretende eliminar.

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